Durante mi marcha del 8N, hubo periodistas desubicados que pretendieron preguntarle a mi gente por qué participaba de la convocatoria, en lo que constituyó una evidente provocación. Y las provocaciones deben ser respondidas con voz firme, gritos, golpes y botellazos. BASTA DE EMBESTIR CON PREGUNTAS A MIS CACEROLEROS.
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